Esta es una historia que escuché hace tiempo y que me gustó mucho. Desgraciadamente no recuerdo cómo iba exactamente, así que la relataré, cambiando algunas cosas tal vez, pero manteniendo su mensaje y esencia original. Aquí la historia:
Un día encontrábanse reunidos los sentimientos. Era un lugar precioso, un campo con pasto y flores, de un cielo despejado y una temperatura idónea. La Soledad permanecía sentada alejada de todos, solo la Tristeza se encontraba cerca de ella. La Alegría no paraba de reír, y de su risa contagiaba a los demás sentimientos.
La Locura, cansada de no haber hecho nada por un corto periodo de tiempo, decidió iniciar un juego entre todos. A casi todos les pareció buena la idea, y comenzaron a correr por el amplio campo, persiguiéndose unos a otros y llegando a empujarse. Después de mucho jugar, el Amor, cansado, decidió dejar el juego y ponerse a contemplar un rosal que había, que si bien tenía espinas que podían hacer daño, era su flor favorita. La Locura, tan llena de energía como siempre, quiso alentar al Amor a continuar jugando, pero este le rechazó gentilmente. La Locura siguió insistiendo hasta que, en medio de toda la agitación producida por el juego, empujó al Amor, el cual cayó de bruces sobre las rosas y sus espinas, profiriendo un grito de dolor.
Inmediatamente todos los sentimientos pararon sus juegos, y hasta la Alegría dejó de reír. El Amor se levantó ayudado por la Locura y todos pudieron ver que las espinas habían dañado sus ojos, dejándolo completamente ciego. El Amor comenzó a llorar, maldiciendo a la Locura y culpándola por lo que le había pasado, los demás sentimientos culparon también a la Locura.
La Locura estuvo callada, hasta que finalmente se disculpó con el Amor, y le prometió que sería su lazarillo siempre, ayudándole en todo, y acompañándole siempre. Todos los sentimientos estuvieron de acuerdo, incluyendo al Amor.
Desde ese día, y hasta ahora…El Amor es ciego, y la Locura lo acompaña.
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