Ese pequeño bastardo que nos jode año con año [muérete Benjamin Franklin (ya está muerto) revive y muérete].
Esta cosa, a diferencia de lo que muchos piensan, no fue inventada por el sujeto mencionado arriba y si ahora se están preguntando por que le deseo la vida para después quitársela con un cañonazo es porque él dio la idea de una forma indirecta, al proponer que la gente se levantara más temprano para aprovechar la luz del sol.
¿A quién debemos reclamarle? Ni a Dios ni al gobierno, sino a William Willet. Este sujeto fue al que se le ocurrió la brillante idea de mover los relojes una hora atrás en verano para aprovechar la luz del sol.
El horario de verano a sufrido muchas críticas, las más pensadas diciendo que “la luz que ahorras en la mañana la usas en la noche”, cuando la verdad todos nos quejamos porque simplemente nos da flojera levantarnos más temprano.
Sobrevivir a los primeros días del horario de verano (porque la verdad es que tu organismo se acostumbra a él a más tardar una semana después de implementarlo) llega a ser un arte digno de la selva de asfalto (o lo que sea que le pongan a las calles de tu colonia) por lo que recomiendo ampliamente seguir estos consejos, a fin de pasarla lo menos mal posible.
1.- No seas fijado: al retrasar una hora el reloj, lo que más pensamos es que nos levantaremos más temprano (en lugar de levantarte a las 6, te levantas a las 5). A más te claves en este detalle más la vas a sufrir, trata de ignorarlo y acoplar tus ritmos al nuevo horario. Mente sobre cuerpo.
2.- No te bases en la luz: muchas personas nos basamos más por la luz que por un reloj (aunque nos pasemos viendo la hora a cada rato). En lo que te acostumbras al nuevo horario, trata de no basarte en lo que sol te diga dado que, la luz de las 6 es la luz de las 7. Si no puedes evitar hacerlo, calcula la hora extra, es decir, “luz de las 6, osea que son las 7”.
3.- Acostumbra a tus mascotas: si tienes mascotas (las arañas del techo de tu cuarto no cuentan) las tendrás acostumbradas a alimentarlas cada cierto tiempo. Si tu, por ejemplo, alimentas a tus perros a las 8, sigue haciéndolo aunque tus perros no tengan hambre (ellos la tendrán hasta las 9), esto es para que se acostumbren al nuevo horario. Tal vez te parezca cruel hacer que tu perro sufra lo mismo que tu, pero con el tiempo verás que es más cómodo.
4.- No lo uses de pretexto: “¿Por qué llegas tarde?- dice el maestro/jefe/whatever” “es que se me olvidó retrasar el reloj” “¿ves esa puerta? Estás cordialmente obligado a salir por ella (ora que si prefieres la ventana no hay problema)”. Creo que este es uno de los pretextos más estúpidos que hay (junto con “se le ponchó la llanta al tren”) y aun así me tocó ver que los aplicaban…en primaria. Si pensaste usar este pretexto barato para justificar tu llegada tarde, te recomiendo pensar (pero en verdad pensar) uno mucho mejor. Tal vez en mis épocas de primaria (por que los niños de hoy usan pretextos nuevos, aunque algunos aun usan este) era un pretexto “aceptable”, pero en estos tiempos modernos, definitivamente no lo es. ¿Qué clase de persona no se da cuenta por, mínimo, un día entero, que hay que mover la hora del reloj?
5.- No quieras dormir tarde: si eres de los que siempre se duermen a las 12 o después, se levantan a las 6 o antes, y crees que por el hecho de que, aunque el reloj dice que ya es la hora, tú “sabes” que aun tienes una hora extra, estás perdido. Lo que hace más bello al tiempo es su perfecta relatividad, y con esto quiero decir que si el mundo se atrasó una hora, tú debes atrasarte con él. No puedes vivir con tu propio horario, aunque te duermas a la 1 (que son tus 12), de todas formas debes levantarte a las 6 para llegar a tiempo a tu destino (si es que entras en la mañana). Lo único que logras haciendo lo anteriormente mencionado, es dormir una hora menos.
6.- Deja de quejarte: tienes todo el derecho de quejarte, puedes hacerlo diciéndoselo a otras personas, llamando a una estación de radio o televisión, amarrándote a un poste, corriendo desnud@ por el zócalo de tu ciudad, lanzando palomitas a los que tienes enfrente en el cine (o en su defecto pateándoles el asiento), escribiéndolo en un blog, etc. Puedes hacer todo lo anteriormente escrito (o lo que sea que se te ocurra), pero no por eso dejes de cumplir con tus obligaciones.
El horario de verano es duro, si, pero no es un pretexto para no trabajar, ni para dejar de echarle galleta a lo que hacemos.
Sea como sea, el tiempo es relativo (si, amo esa palabra) así que no te cuelgues de él. Cumple con tus obligaciones, sal con tus amigos, sigue tu vida. Una hora más, una hora menos, el tiempo y la vida siguen y no veo por qué tú no puedas hacer lo mismo.
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