¿Recuerdan cuando hice
mi entrada sobre el horario de verano? Ya sea afirmativa o negativa su
respuesta, con un click aquí la podrán volver a ver.
Este sábado 29 de
Octubre tendremos que atrasar nuestros relojes una hora para el horario de
invierno. Este es mi horario favorito puesto que, primera, es el horario
natural y, segunda, recuperamos esa hora extra que el bastardo horario de
verano nos quitó.
Si, se que el horario
de verano tiene sus ventajas, pero realmente prefiero el horario de invierno.
No los asolaré con la
historia de este horario puesto que es el horario natural. De hecho pueden usar
un reloj solar para ver la hora. Si lo hacen con el horario de verano tendrían
que restar 1 a la hora que el reloj de sol les dé.
Este horario es llamado
así debido a que se aplica en la temporada de “Otoño-Invierno”. Esta temporada
presenta unos paisajes hermosos, una moda agradable, y el placer de tomarse un
chocolate caliente cuando hace frio. El problema es el frio. Pueden decir que
con taparse a uno se le quita, pero cuando ya no tienes con que más taparte y
aun así estas convulsionando más que tiritando, el frio se convierte en un
joputa.
El primer día que fui
al servicio militar (no, no hice servicio militar por ser inútil a la Patria y
honestamente me viene sin cuidado) uno de los Cabos nos dijo que nadie había
muerto de frio y que nos dejáramos de quejar. Primero que nada, hacía un frio
del carajo. Segundo, sus conocimientos generales eran sorprendentes, puesto que
el frio es una de las causas de muerte más comunes en esta bella época
(¿contrastante, no?).
El frio te deja muerto,
la muerte te deja frio. Es un círculo vicioso realmente, pero divertido de
mencionar así. La muerte es algo que realmente nos divierte a los mexicanos, no
en un sentido de humor negro (que igual me divierte bastante) sino en un
sentido de burlarnos de la muerte e invitarla a tomar una copa mientras jugamos
cartas o dominó. La muerte es parte de nuestra vida, y en estas fechas de frio
también le rendimos su tributo.
El día de muertos es
una tradición que existe desde que este país existe también. Una tradición en
la que se hacen ofrendas, calaveritas, y se visita a los muertos en los
cementerios. En algunos lugares se llega a pasar la noche en estos, junto a las
tumbas de los familiares que se adelantaron.
Las ofrendas son lo más
común en esta tradición, y también es lo que más luce. Hay ofrendas pequeñas,
ofrendas grandes, ofrendas hechas por un familiar para otro, y ofrendas hechos
por muchos para una o varias personas. Pueden llevar muchos elementos,
incluyendo fotografías del occiso y sus alimentos favoritos, pero también deben
incluir agua, incienso y sal. Un camino de flores de cempazúchitl también es
necesario, además de velas encendidas. Estos solo son algunos elementos, pero
con eso se puede armar una ofrenda básica. Las calaveritas de azúcar o
chocolate también son elementos importantes y bastante sabrosos, junto con el
pan de muerto.
A mi parecer esta
tradición, en la que las almas de nuestros muertos vuelven para estar con
nosotros una vez más y degustar de sus alimentos favoritos, es una de las más
hermosas tradiciones de nuestro país. No solo vemos a la muerte, jugamos con
ella y platicamos con ella. Por esos días, Ella es nuestra amiga, no en un
sentido religioso, sino como una tradición y una costumbre. Las calaveritas son
otra forma de jugar con la muerte, pues se hacen rimas o “poemas” donde
contamos la forma en la que a alguien se lo llevará “la huesuda” o la forma en
la que dicha persona se salvaría de ser
llevada.
Vuelvo y repito, esta
tradición es mi favorita personal. Se me
hace algo hermoso y místico. Algo que revive sentimientos y que une a toda la
familia, aunque varios de sus integrantes ya no estén presentes.
Feliz horario de
invierno y feliz día de muertos.