miércoles, 18 de mayo de 2011

Trabajos finales

Clásico. Ya que esta el final de la película llega el tipo que dice que es padre del protagonista y tienen la batalla final. Esta analogía es perfectamente aplicable a la vida estudiantil, pues siempre que llegamos al final de un semestre, cuatrimestre o el mestre que sea nos dejan un trabajo final o un examen final.

Estos trabajitos son algo odioso, pues se ven muy afectados por la “Santa semana” de las que ya les hablé anteriormente. Son los trabajos más importantes que hacen que todos tus demás desvelos parezcan el trabajo de un niño de primaria o secundaria. Los exámenes más cabrones que hacen que aquellos por los que le rogaste a 5 dioses diferentes para que los pudieras pasar, parezcan el examen que te hacen para sacar la licencia de conducir. Las exposiciones más completas, que solo pueden competir con el examen de titulación que harás al final.
Y lo peor de todo es que estos trabajos tienen su propio porcentaje, no son algo que puedas cubrir con las demás tareas, o los demás exámenes. Es como si, después de enfrentar a varios mini-jefes en un videojuego, te enfrentaras al jefe supremo, al que envió a toda esa horda de monstruos a darte trabajo, y al que, una vez que lo derrotes, tendrás la satisfacción y el gozo de un campeón.

¿Qué puedes hacer para salir victorioso de esta batalla final? Tan fácil como sencillo: trabaja y échale galleta. Puedes seguir los consejos de la “Santa semana”, solo agrégale que debes esforzarte mucho para poder terminar bien estos trabajos pues, a diferencia de los videojuegos, la vida no tiene un botón de “reset”.

Por cierto que, al final de la película, el “santo padre” muere aventado al vacío por el tipo que dice que es el padre del protagonista. En este caso tu tirarás al vacío tus trabajos, tus cuadernos y te aventarás en tu cama, o en algún bar (o cantina o prostíbulo o lo que sea). Te recomiendo que conserves bien tus trabajos, pues muy probablemente te sirvan para el siguiente semestre, o el siguiente, o para algún momento de tu existencia. Claro que siempre es divertido quemar algunos y hacer un “aquelarre” con ellos.

Y claro, algo clásico que jamás fallará es ver todos los lugares donde se imprimen trabajos abarrotados de gente pues, como dije en la entrada mencionada anteriormente, los trabajos finales siempre se dejan para el final, aunque se tenga mucho tiempo para hacerlos. Claro que siempre se puede decir “yo trabajo mejor bajo presión”.

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